Calzado minimalista: ¿Es realmente bueno para tus pies
9 de Octubre de 2024

El calzado minimalista es tema de debate entre expertos en salud, deportistas y amantes de la vida natural. Este tipo de calzado, que imita la experiencia de andar descalzo, promete fortalecer los músculos del pie, mejorar la postura y reducir el riesgo de lesiones. Pero, ¿qué dice la evidencia científica sobre este tipo de calzado?, ¿es realmente tan beneficioso como parece?


¿Qué es el calzado minimalista?


Este se distingue por tener una suela fina (menos de 10 mm de grosor), un peso ligero y, generalmente, sin ningún tipo de amortiguación o soporte de arco. El objetivo es fomentar un patrón de pisada que promueva un contacto más directo con el suelo, como cuando andamos descalzos. Esto permite que el pie se mueva de manera más natural y que los músculos y tendones se fortalezcan.


Sin embargo, como en cualquier cuestión de salud, el contexto es crucial. No todas las personas pueden beneficiarse de este tipo de calzado, y existen consideraciones importantes que debemos tener en cuenta.


Evidencia científica a favor


Fortalecimiento muscular: Varios estudios sugieren que el uso de calzado minimalista puede fortalecer la musculatura del pie. Una investigación publicada en el British Journal of Sports Medicine (2018) demostró que, después de usar calzado minimalista durante seis meses, los corredores experimentaron un aumento significativo en la fuerza muscular intrínseca del pie. Esto se atribuye a la eliminación de soporte artificial que, en teoría, permite que el pie dependa más de sus propios músculos para moverse y estabilizarse.


Mejora en la biomecánica de la marcha y carrera: Otros estudios han mostrado que el uso del calzado minimalista puede mejorar ciertos aspectos de la biomecánica al reducir el impacto sobre las articulaciones, especialmente las rodillas. Un estudio en Gait & Posture (2017) encontró que los corredores que cambiaron de zapatillas convencionales a minimalistas mostraron una pisada más natural, con menor impacto en la articulación de la rodilla y un patrón de aterrizaje de antepié, que ayuda a absorber mejor el impacto.


Riesgos asociados


A pesar de estos beneficios, la transición al calzado minimalista no está exenta de riesgos, especialmente si no se hace de manera adecuada.


Lesiones por transición rápida: Uno de los principales problemas observados es el aumento de las lesiones por estrés en personas que cambian demasiado rápido a este tipo de calzado. El American Journal of Sports Medicine (2016) señala que una transición rápida al calzado minimalista puede aumentar el riesgo de fracturas por estrés y lesiones de tejidos blandos, debido al repentino cambio en las demandas musculares y de soporte en los pies y piernas. Esto ocurre particularmente en corredores que no dan a sus cuerpos el tiempo necesario para adaptarse al esfuerzo adicional.


No es adecuado para todos: Según un estudio publicado en el Journal of Foot and Ankle Research (2015), personas con pies hiperpronadores (arcos caídos) o con condiciones preexistentes como la fascitis plantar, pueden experimentar un agravamiento de sus síntomas si cambian al calzado minimalista sin supervisión o entrenamiento adecuado. Además, aquellos con estructuras óseas o anatómicas fuera de lo común pueden necesitar soporte adicional que estos zapatos no proporcionan.


Entonces, ¿Es realmente beneficioso para la mayoría?


La conclusión es que sí, el calzado minimalista puede ser beneficioso para muchas personas, siempre y cuando se realice una transición gradual y controlada. Los beneficios como el fortalecimiento muscular y la mejora en la biomecánica de la pisada son evidentes. Sin embargo, es necesaria una transición segura, como comenzar con periodos cortos de uso del calzado minimalista y alternar con calzado tradicional, permitiendo que los músculos se adapten progresivamente (al menos durante 6 meses).

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